Estar con nosotros mismos y darnos cuenta qué nos decimos y cómo estamos pensando, es de la toma de consciencia más difícil de identificar. Si te detienes por momentos a observar tus pensamientos tendrás el poder de decidir sobre el diálogo interno que tienes contigo, y esto facilitará comprender lo que sientes en las experiencias que se presentan desde lo externo.
La tarea es descubrir cómo negociar entre el “debo» y «tengo”, cómo identificar si hay un saboteador interno que te está llevando a una sobre exigencia, sin fundamentos reales de cómo te sientes basados en conceptos y preconceptos aprendidos de la percepción heredada de la infancia.
Entonces, es importante que comencemos un poquito recordando de dónde viene esa respuesta, ese miedo a hablar, a expresarte y sentirte de una u otra manera cuando te relaciones con tu entorno.
Lo primero es saber que, tenemos un cerebro primario o reptiliano, es el encargado de nuestra respuesta de supervivencia o alerta, responde ante una amenaza, cuando sentimos que hay algún miedo.
Cuando hay algo que nos amenaza, nos produce miedo; esto hace que reaccionemos y aparezcan respuestas fisiológicas, como el aumento del cortisol que nos prepara para defendernos, escondernos, huir o atacar. Aunque hoy no tengamos el león en la entrada de la cueva esperando para comernos, sí tenemos circunstancias que nos hacen sentir de la misma manera, es decir bajo amenaza (una mudanza, un divorcio, cambio de trabajo, migración) Son situaciones que emiten una respuesta de alerta, al punto de nublarnos para ver otras opciones que no sean huir, escondernos, atacar y defendernos.
¿Cómo hacemos introspección para darnos cuenta? El primer paso o recomendación, es descubrir, realmente escuchar tu diálogo interno. Darte cuenta cómo te estás hablando y dando instrucciones para actuar desde la respuesta de alerta. Muchas veces actuamos desde la conexión sin filtro entre el cerebro y el cuerpo, sin darnos cuenta de que hay un pensamiento asociado a esa reacción. Entonces hay que comenzar a conectar con ese pensamiento. ¿Cuál es esa imagen, esa idea, esas palabras que te llegan cuando te sientes en amenazado?
Conectar con la respiración consciente es una de otras técnicas que trabajo en mis programas de Bioneuropsicoterapia, la oportunidad de conectar con ese momento primario y básico de respirar hará reconocer esa sensación desagradable para poder transformar a nivel mental la respuesta de alerta que lleva a tener un pensamiento de miedo.
Es importante también que comiences a crear una contraparte a tu diálogo interno, trabajar con las afirmaciones positivas, con el refuerzo de la autoestima, el valor que tienes no por el desempeño ni por la recompensa externa, sino el valor que tienes tú como ser humano con todas tus virtudes. con la interesa, la resiliencia, la compasión.
Busca todas esas virtudes que tú sabes que tienes, pero que a veces cuesta mucho reconocer y empieza a darles fuerza.
¿Por qué no decirte lo que vales? ¿Por qué no reforzarte?
Mereces decirte que vales, entonces dale fuerza a ese diálogo interno. Dale fuerza a tu contraparte, esto no significa ocultar, obviar o ignorar la parte de la respuesta de alerta; la realidad está allí, hay una amenaza, pero si tú refuerzas tus valores, virtudes, capacidades y generas la contraparte vas a poder priorizar y darte cuenta de cuánto tu mente y cerebro reptiliano actúa y proyecta la película gigante de terror y cuánto es realmente la realidad de lo que estás viviendo en el momento presente.
Quiero dejarte como complemento para este tema, el podcast que grabé en Giro Emocional con Francisco Pereira, especialista y consultor en negociación, sobre cómo se vinculan las emociones con nuestra capacidad de negociar con nosotros mismos porque una vez que tu refuerzas tu autoestima, que refuerzas tu expresión y tu comunicación puedes entrar realmente a una negociación contigo, con tu pareja, tus hijos, socio o en el trabajo, justo en estos momentos es cuando más necesitas el poder de tu diálogo interno.
Recuerda que no hay camino rápido, ni milagroso, pero sí existe una forma más consciente de relacionarnos y despertar juntos para crear el mejor diálogo con nosotros mismos.
Con cariño,
Anaté