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Numerosos estudios sobre el aislamiento social y la salud mental, han demostrado que las personas que se separan de su entorno (consciente o inconscientemente) y escogen la soledad, comienzan a sentirse deprimidas, experimentan ansiedad y afectan su autoestima hasta perder total interés en las actividades cotidianas que en algún momento los ilusionaba y los hacía sentir motivados.

El otro lado de esta moneda es que somos seres sociales, necesitamos tener conexión humana, y dependemos los unos de los otros. A dos años después de la pandemia, millones de seres humanos pudimos entender el valor de relacionarnos, sin investigaciones; lo que vivimos, la experiencia de encierro y distancia social obligada, dejó en cada uno muchas experiencias. 

¿Te has preguntado por qué se habla de que somos seres sociales?

Posiblemente no seas la persona más sociable, y creas que la conexión humana no es indispensable; sin embargo, para sorpresa de muchos, estamos cableados y diseñados con circuitos neuronales que nos hacen buscar comida, agua y refugio, y también activan la búsqueda de vínculos sociales.

Vamos a partir de la base de que somos en esencia impulsos eléctricos y sustancias químicas. Cuando entendemos que hay circuitos para todo lo que sucede en nuestra Mente, Cuerpo y Espíritu, empezamos a relacionar que las emociones están conectadas, literalmente, a los procesos físicos o bioquímicos del cuerpo. Sin querer aturdirte mucho voy al grano.

Las relaciones humanas producen neurotransmisores muy importantes para el adecuado funcionamiento de la mente y la salud mental. Hay diferentes sustancias llamadas hormonas o neurotransmisores que son las responsables de lo que sentimos, y por lo tanto son las que producen nuestras emociones y éstas hacen movernos; me refiero a la adrenalina, dopamina, serotonina, el cortisol, la insulina, y en el caso de las relaciones humanas, la reina es la oxitocina: la hormona que nos hace sentir complacidos, plenos y felices, conectados. La oxitocina, se produce cuando tenemos un orgasmo, en la lactancia materna, ante la anticipación o frente al recuerdo de un encuentro íntimo.

En mis redes sociales me escucharás muchas veces abordar el tema de los neurotransmisores y neuromoduladores porque quiero crearte la curiosidad de por qué y para qué se producen, que aprendas a percibir la relación con lo que sientes, al entenderlo te darás cuenta del poder que tienes sobre tus emociones, percepciones, pensamientos y cómo tomar acción para tener el control de tu vida.

La misma ruta que nos lleva a buscar relaciones sociales, por decirlo de manera coloquial, es similar a la que nos induce a buscar comida, pero con una salida distinta. Hablo de la ruta del sistema de recompensa, que es la que empuja a movernos, nos motiva y nos da placer, quien marca esa “ruta” es la dopamina; entonces se produce  el ciclo de sentir la necesidad, movernos a buscar recompensa, alcanzarla y allí es cuando sentimos satisfacción, luego volveremos a sentir necesidad otra vez.

Cuando esa necesidad de contacto social no es satisfecha nos sentimos mal, nos ponemos de mal humor o tristes, se pierde la motivación hasta desconectamos cada vez más. La buena noticia es que cuando satisfacemos el contacto social obtenemos la recompensa maravillosa de sentirnos unidos profundamente, sentimos el placer, la tranquilidad y dicha de que lo tenemos todo porque estamos en conexión, no sólo con esa otra persona sino también sentimos la conexión universal que nos une a todos. Lo crucial es poder mantener esas conexiones de forma sana, donde ambas partes crecen y se nutren de para mejorar, aprender e intercambiar su crecimiento.

¿Y ahora, cómo creo una conexión con otros de forma sana?

  1. Saber que la primera y mejor relación la tienes contigo mismo, si no tienes un vínculo sano y respetas tus emociones cómo vas a hacerlo con otro.
  2. Ser honesto es la clave, no hay vínculo o conexión que valga nuestro espacio si hay una fachada, si sientes que te van a juzgar o juzgas al otro desde lo que para ti está bien o mal.
  3. No tienes porqué relacionarte con todos, alejarte de ciertas relaciones tóxicas también es un método de supervivencia; de esto hablaremos en otra entrega.

Recuerda que no hay camino rápido, ni milagroso, pero sí puede existir una forma más consciente de relacionarnos y despertar juntos para construir mejores conexiones humanas.

Con cariño,

Anaté