A lo largo de la vida experimentamos diferentes situaciones que pueden dejarnos una marca emocional. Situaciones difíciles que van desde vacíos en la infancia hasta relaciones conflictivas en diferentes etapas, y que pueden causarnos heridas emocionales que persisten durante años si no las abordamos adecuadamente.
En distintas conversaciones he escuchado opiniones sobre la pérdida de tiempo que puede ser “revisar el pasado” y donde lo importante es concentrarse en el presente. Como especialista lo primero que me gustaría dejar en este artículo es que en ocasiones estas afirmaciones pueden venir del miedo al dolor que produce ese pasado. Es cierto que el pasado ya no existe, pero también es una verdad, para bien o para mal, que lo que somos actualmente se lo debemos a nuestras experiencias pasadas. Todas las decisiones, cada camino dejado atrás y experiencias nos convierten en la persona que somos hoy.
Todo lo que has vivido ha favorecido aprendizajes valiosos, también es cierto que otros hechos te han lastimado y determinan tu comportamiento, pero esto no es de forma consciente, ya que hay áreas delcerebro donde se procesa la memoria emocional, que están relacionadas a bases biológicas de las que se ocupa la neurociencia.
¿Qué es una herida emocional?
Las heridas emocionales son heridas internas que se originan en situaciones traumáticas o conflictivas, dejan una marca emocional duradera, se forman a partir de experiencias que percibimos como dolorosas o amenazantes para nuestra seguridad emocional y pueden ser causadas por experiencias como la pérdida de un ser querido, el abuso físico o emocional, el divorcio, la infidelidad, la negligencia, entre otros.
Por ejemplo, un niño que se siente abandonado por sus padres puede experimentar una herida emocional, al igual que un adulto que vive una traición en una relación amorosa. Podríamos parafrasear: “quien esté libre de una herida emocional que lance la primera piedra”
Algo significativoque quiero dejarte es que no debemos caer en comparaciones con otros, ya que la manera como se forman una herida puede variar según la edad, personalidad y la experiencia previa de cada ser humano. Por ellola importancia de buscar ayuda cuando aparece esa voz interna que dice “tengo una herida emocional no sanada”. Buscar apoyo en ese momento te ayudará a que esa herida no se convierta en un obstáculo para tu vida diaria, relaciones y salud mental.
El dolor de la herida emocional
Cuando experimentamos una situación que percibimos como dolorosa o amenazante, nuestro cerebro activa una respuesta emocional para protegernos. Es un proceso de “acción y reacción”, si la situación se vuelve traumática o no se resuelve de manera adecuada, nuestra respuesta emocional puede convertirse en una herida emocional. Esta herida puede persistir incluso después de que la situación haya terminado dejando una marca o huella emocional en el niño que puede persistir hasta la edad adulta. Por esta razón decimos que, si las heridas no se abordan adecuadamente afectan la capacidad de la persona para establecer relaciones saludables y tener una vida emocional equilibrada.
La tristeza, la ira, la ansiedad, la culpa y la vergüenza son algunas de las emociones que pueden surgir cuando tenemos una herida emocional que no ha sanado. La tristeza puede manifestarse como una sensación de pérdida, mientras que la ira puede manifestarse como una respuesta defensiva a una amenaza percibida. La ansiedad puede manifestarse como una preocupación constante por el futuro, mientras que la culpa puede manifestarse como una sensación de vergüenza por algo que hemos hecho. La vergüenza, por su parte, puede manifestarse como una sensación de desprecio hacia uno mismo.
Como dije anteriormente, no debes comparar tu historia ni emociones con las de las otras personas, lo más valioso es escucharte. En otro artículo de mi blog continuaré con este tema y su relación con la neurociencia, de cómo te sientes ante los diferentes estímulos externos o internos (recuerdos, memorias, etc.)
Para cerrar quiero dejarte algunas situaciones que pueden indicar que hay una herida abierta por sanar:
- Actúas a la defensiva
- Miedo al rechazo
- Poner a los demás primero antes que cuidarte a ti
- Miedo a la crítica
- Creer que los demás “te hacen cosas a propósito”
- Incapacidad de poner límites
- Baja autoestima
- Compararte con los demás
Recuerda que no hay camino rápido, ni milagroso, pero sí existe una forma más consciente de relacionarnos y despertar juntos para sanar las heridas emocionales.
Con cariño, Anaté