Schedule an appointment AGENDAR CITA Skip to main content

¿Disfrutas un amanecer? ¿Te ha hecho feliz una taza de café a primera hora del día? ¿Te has sentido acompañado por alguien en una situación difícil? ¿Has hecho un balance de lo aprendido y todo lo que has crecido? ¿Te detienes a agradecer por todo sin ponerlo en la escala de “poco” o “mucho”?

Hoy quiero escribirte acerca del valor del agradecimiento, porque en todo lo que vives, disfrutas y se presenta hay un regalo. Agradecer es valorar y apreciar todo aquello que recibimos, para mí es un hábito es fundamental.

¿Sabías que todas las personas exitosas tienen la práctica de agradecimiento como un hábito diario? Agradecer es mucho más profundo que solo decir “gracias” por lo que se tiene en el presente.

Agradecer es vivir ese momento presente, agradecer ocurre de manera genuina y cuando conectas la energía de vida hasta tu corazón. El agradecimiento solo germina en el “aquí y ahora” en lo que estás viviendo sin ir a la nostalgia del pasado o tener expectativas de lo que será el futuro.

Para agradecer no hay que razonar desde las escalas de “mucho o poco” “tengo o no tengo”. A veces damos las gracias desde la carencia, inconscientemente sintiendo que necesitamos más, que pudiéramos tener más, desde la justificación de “esto es lo hay”, y esto es un agradecimiento  que viene cargado de lastima o necesidad de querer algo más. Algo así como “déjame dar las gracias por lo que tengo”.

El agradecimiento que conecta con la naturaleza humana va mucho más allá… El agradecimiento es amar y apreciar lo que tienes verdaderamente, no es lo poco que se tiene, es lo que tienes, y eso es más que suficiente en este momento. Para agradecer y conectar con la abundancia hay que hacerlo desde el amor, no desde la carencia.

Agradecer también va relacionado con un mecanismo neurológico importantísimo: cuando agradecemos nos sentimos bien con lo que tenemos, esto quiere decir que estamos produciendo serotonina y además oxitocina, esto nos da el estado de sentirnos que pertenecemos, que somos parte y eso nos da seguridad del entorno, la familia, los amigos. Y este círculo virtuoso hace que se activen los ciclos de la dopamina para buscar más de eso que realmente tenemos y que es gratificante.

Así que toma nota y no olvides que si logras enviar a tu cerebro una buena práctica de agradecimiento estarás conectando con la abundancia desde el amor y la compasión, te darás cuenta que a partir de allí ocurre algo especial. 

Para desarrollar este hábito tan solo es “hacerlo” en la mañana o por la noche, mientras vas en el carro, tú eliges el momento y las veces para hacer una pausa; para agradecer y valorar la generosidad con la que recibes el regalo de vivir.

Hoy estoy muy agradecida de que estés aquí leyéndome,

Agradecida porque cada día son más las personas a quienes puedo acompañar para su evolución a integrar su mente, cuerpo y espíritu.

Agradecida porque gracias al impulso de gente como tú existe hoy academia.anateyepes.com donde encuentras mis talleres online con herramientas prácticas para sanar y vivir en armonía y paz

Agradecida por el amor y la bondad que me rodea.

¿Y tú que agradeces hoy?

 Con cariño, 

Anaté